ritos funerarios

En Funerarias Noega trabajamos para brindar un servicio funerario de calidad ininterrumpidamente todos los días del año y durante las 24 horas del día, además de unas instalaciones inmejorables en Gijón, en nuestro Tanatorio Jardín El Lauredal.
Atendemos a nuestros clientes de forma personalizada, con toda la delicadeza y compresión que se precisa en los momentos de pérdida. Entendemos que el último adiós a un ser querido es un momento que perdura en la memoria de sus allegados y, por este motivo, nos esforzamos por ofrecer siempre la mejor de las atenciones.

La muerte: un hecho universal, pero heterogéneo

A pesar de la universalidad de la muerte y de tratarse de un hecho biológico que traspasa cualquier frontera, este suceso, que afecta a todos los seres humanos, se encuentra atravesado de forma trascendente por la cultura.
El peso de los factores culturales en las diferentes sociedades marca de forma radical su interpretación y las distintas vivencias en torno a ella, entre otras cosas, debido a que el ser humano es el único ser vivo que establece en torno a los fallecimientos de
sus semejantes toda una serie de rituales que, de un lado al otro del planeta, demuestran los modos tan disímiles de enfrentar esta etapa de finalización la vida.
Si bien los rituales celebrados en torno a la pérdida son diferentes en cada colectividad y cultura, existe un elemento unificador en todos ellos y es que cumplen una función concreta que busca, además de imprimir trascendencia al momento de tránsito de la
persona que fallece, armonizar, equilibrar y cohesionar al grupo, así como gestionar el dolor o las incertidumbres que la muerte conlleva.
No es lo mismo fallecer perteneciendo a una religión que a otra, en un país católico o hinduista, hacerlo en Europa que en África, morir en un entorno urbano o hacerlo en un entorno rural.
La interpretación de la muerte y todo lo que acaece en torno a ella varía enormemente dependiendo de la época, el lugar y las costumbres sociales. De hecho, las disimilitudes existentes desde el aspecto emocional a la ideación filosófica de un trance global como la muerte, son enormes.

Ritos dispares frente a un hecho común a todos los seres humanos

En determinadas zonas del planeta, los rituales que acompañan este hecho están marcados por la tristeza, la expresión del dolor, el silencio, el recogimiento o el luto, mientras que en otros los aspectos que se exaltan de la muerte pueden ser interpretados desde la celebración de la vida, con música, reuniones sociales e, incluso, muestras de alegría.

Estas dicotomías resultan, sin lugar a dudas, llamativas y en este artículo vamos a sobrevolar las diferentes costumbres en una muestra de distintos países con rituales especialmente característicos, a fin de obtener una pequeña panorámica sobre la gran
variedad de modos de afrontamiento de la muerte.

Un recorrido por algunas de las tradiciones

México

México, además de ser un país con una gran diversidad cultural, natural y lingüística, se caracteriza por poseer una cosmovisión completamente singular con relación al fenómeno de la muerte. No sin razón, la UNESCO declaró patrimonio cultural
inmaterial de la humanidad sus celebraciones del Día de Muertos.
Antes de nada, debemos entender que, actualmente, en México el culto y los rituales celebrados sobre la muerte constituyen un sincretismo, es decir, son resultado de la confluencia de diferentes visiones culturales como la indígena, el catolicismo y las tradiciones propias de la evolución sociocultural del país.
En México, precisamente por las influencias prehispánicas que perduran, la muerte es aceptada como parte misma de la vida, un fenómeno inexcusable que, por su naturalidad, debe ser aceptado y lleva al mexicano a congraciarse con ella.
Esta mezcla cultural se observa en la coexistencia de rituales de muy distinto origen: desde creencias supersticiosas populares, como la de colocar en los velatorios un plato con cebolla en vinagre para que el fallecido no transmita enfermedades a los que acuden a velarlo, como la de acompañar el ataúd de rosarios fabricados con flores o ubicar una cruz fabricada en cal, a fin de proteger el alma del difunto de los malos espíritus.
Pero, uno de los elementos más característicos de la cultura mexicana en este sentido es la figura de la Santa Muerte, una alegoría del ineludible paso del tiempo, ejemplificada por un esqueleto que porta una guadaña y un reloj de arena. Una herencia que se sitúa a caballo entre la cultura medieval española y las antiguas practicas yorubas de origen pagano mágico-religioso.
Esta figura es venerada en todo el país por todo tipo de personas, que le piden favores como dinero o protección, amor, salud o, inclusive, en el caso de los delincuentes, el amparo de su poder para librarles de la policía.

La muerte en el budismo

Para los budistas la muerte es considerada como una etapa de transición a la siguiente vida, en una repetición que acerca el alma al Nirvana. Por tanto, su importancia religiosa es, además, la de ser una ocasión para conmemorar una de las enseñanzas
más importantes de Buda: la que versa acerca de la impermanencia.
Aunque los budistas preferentemente optan por la incineración de los cuerpos, conforme a sus creencias y en virtud de los cuatro elementos (fuego, tierra, aire y agua), también entierran a sus muertos y realizan sepelios en el agua. Del mismo modo, en algunas regiones ofrecen el cuerpo a la naturaleza, dejando que sean las aves y los animales los que se encarguen de descomponerlo.
Por norma general, durante los rituales mortuorios se lee El libro de los Muertos con la finalidad de otorgar al difunto las claves que le ayuden en el tránsito entre las dos vidas.
Este proceso tiene una duración de 49 días, en los que la familia se reúne, se ofrece comida y bebida al fallecido, los monjes oran y entonan cánticos, y se celebran otras liturgias.

La muerte en el islam

Aunque determinadas tradiciones varían conforme al lugar, en general, según las costumbres islámicas, se suelen celebrar rápidamente tanto el funeral como el entierro, a fin de liberar el alma del cuerpo.
En este sentido, la cremación se suele rechazar, puesto que sus creencias incluyen la resurrección del cuerpo físico.
La familia baña el cuerpo del difunto un número impar de veces y, acto seguido, el cadáver es envuelto en una tela blanca para ser enterrado dentro de los tres días siguientes a su fallecimiento.
Los velatorios suelen realizarse en la intimidad e incluyen cánticos y oraciones, no siendo habituales las visitas de personas ajenas a la familia. El enterramiento se realiza colocando el cuerpo orientado hacia a la Meca. Durante este acto se lee la primera Sura del Corán y se acompaña de otras oraciones. Una vez concluida la ceremonia del entierro, los asistentes lanzan tres puñados de
tierra.
Por lo general se emplean lápidas sencillas, pues no están bien vistas ni las lápidas demasiado ornamentadas, ni las flores, que solo se envían una vez celebrado el funeral.

Ritos funerarios en el judaísmo

En el judaísmo es costumbre colocar al difunto en el suelo -tapado, pues exhibir el cuerpo resulta ofensivo- y velarlo durante todo el proceso previo al entierro, rodeándolo de velas que iluminen su espíritu. Según sus costumbres, no se debe dejar solo al fallecido, siendo asignados unos guardianes, también llamados Shomerim, encargados de acompañar en todo momento al difunto mientras oran y teniendo prohibido comer o realizar cualquier otra acción como símbolo de respeto.
En las casas, se cubren también espejos y adornos, y no se colocan flores. El ritual judío debe celebrarse sin la menor tardanza, a ser posible en el mismo día y únicamente puede ser postergado con motivo del Shabat, a fin de esperar a los
familiares cercanos que no residan en el lugar del hecho o con la finalidad de enterrar el cuerpo en Israel.
Antes de ser enterrado, el cuerpo es lavado por la familia y vestido con una túnica de lino blanca. Después es colocado en el ataúd sin ningún tipo de joya u ostentación.
Los ataúdes judíos tienen varios orificios a su alrededor cuya finalidad es facilitar el proceso natural de regreso a la tierra.

Ser enterrado en Ghana

África es un continente que reúne multitud de rituales diferentes en torno a la muerte, pero uno de los más llamativos es el llevado a cabo en Ghana, un lugar en el que las familias del difunto se dedican a ahorrar durante toda la vida para poder costear un
gran funeral en el que el número de invitados simboliza el grado de aprecio que ha tenido en vida la persona, por lo que la fastuosidad del evento debe ser evidente.

Algunas de estas celebraciones cuentan con cientos de invitados, anuncian los funerales en vallas publicitarias y se realizan, a veces durante hasta siete días, reuniones multitudinarias en las que se come, bebe y baila.
Otro hecho llamativo es que los ataúdes son personalizados y, en no pocas ocasiones, representan algún objeto que se relacione con el difunto, pudiendo encontrar desde coches, balones, zapatos, pasteles… y otro sinfín de figuras inimaginables.

En resumen, la muerte, a pesar de presentar infinidad de diferencias en las creencias en torno a la misma y en los rituales celebrados en honor al difunto, es un suceso de gran trascendencia en cualquier lugar del mundo.

Como profesionales del sector funerario, en Funerarias Noega, sabemos que el último adiós a un ser querido, con independencia de las creencias personales, es siempre un
momento de suma importancia que queda en el recuerdo de la familia y allegados que debe ser tratado con sumo respeto.
Por este motivo, en nuestro Tanatorio Jardín El Lauredal en Gijón trabajamos para proporcionar a nuestros clientes una estancia cómoda y tranquila, así como todos los servicios funerarios que puedan precisar y la atención de los mejores profesionales,
con una dilatada experiencia en el trato con las familias.