evolución histórica del luto

En Funerarias Noega, en Gijón, ofrecemos servicio y asistencia a todas las familias que sufren la pérdida de un ser querido. Sabemos, como profesionales del sector, que se trata de momentos muy duros en los que, las familias y personas cercanas necesitan momentos de sosiego, calma y tranquilidad para poder enfrentar el duelo y contar con la ayuda de profesionales siempre es de agradecer.

En este artículo hablamos acerca de una de las expresiones de duelo más comunes: el luto.

Banderas a media asta, reuniones sociales, ropas oscuras…Son muchas las formas sociales de manifestación del luto cuando una persona cercana o conocida fallece.

¿Qué entendemos por luto?

El luto es la expresión y la demostración externa, más o menos formalizada, que tienen las personas o los grupos de personas para responder frente a la muerte de un familiar, ser querido o conocido. Es decir, el luto constituye la muestra externa de sentimientos o respeto cuando una persona fallece, pudiendo reflejarse en los comportamientos, tiempos de duelo, forma de vestir, etc.

Evolución histórica de las muestras de luto

Como cualquier otra expresión cultural, las muestras de luto han ido cambiando a lo largo de la historia, y también se diferencian de una cultura a otra.

De la antigüedad nos quedan referencias de esta expresión social de duelo como, por ejemplo, la de que los israelitas rasgaban sus vestiduras, descubriendo su cabeza y rasurándose la barba y el cabello, ayunando e hiriéndose el pecho, durante siete días, cuando alguien cercano fallecía. 

  • En la Antigua Grecia encontramos costumbres como la de Atenas, en la que los hombres vestían ropajes parduzcos y dejaban crecer su barba, mientras que las mujeres vestían de blanco y cortaban su cabello. Precisamente, cortarse el cabello era considerada la mayor expresión de tristeza. Asimismo, se cortaba la crin de caballos y mulas como muestra de dolor frente a la pérdida de una amistad. Los espartanos, por su parte, guardaban luto durante once días, pero tenían prohibido llorar públicamente. Otra costumbre griega en relación al luto es la conocida como triakostia, consistente en dejar sobre la tumba –transcurridos treinta días del fallecimiento de la persona- parte los desperdicios generados en los múltiples banquetes que se celebraban en honor del fallecido.
  • La Antigua Roma consideraba el luto más apropiado para mujeres que para los hombres. Por este motivo, eran ellas las que lo respetaban durante mucho más tiempo, no pudiendo contraer matrimonio en esta etapa. Al igual que hacían los hombres griegos, los romanos también dejaban crecer sus cabellos y barba, dejando de lucir coronas y otros accesorios distintivos durante esta etapa y no acudiendo tampoco a reuniones públicas.
  • Durante la Edad Media y el Renacimiento ya se vestían ropajes oscuros que indicaban luto, aunque en el caso de las reinas europeas, su color era el blanco. Un hecho que fue así hasta finales del siglo XV, cuando los Reyes Católicos pierden a su segundo hijo y restauran el color negro como color oficial de luto. También era común la figura de las plañideras, mujeres encargadas de exteriorizar sentimientos de forma exagera, algo que suponía una contradicción con la idea cristiana de la “otra vida” como esperanza, por lo que a partir del siglo XIV se declaró que únicamente resultaba legítimo llorar y sentir pena.

Expresiones de luto en los distintos países

Las costumbres alrededor del luto también son muy distintas de acuerdo a la región o país.

En Inglaterra, durante el transcurso del siglo XIX, también eran las mujeres las que sostenían el peso de las costumbres relativas al luto, portando gruesas ropas cerradas y velos negros. Las viudas, por lo general, llevaban luto hasta cuatro años seguidos y no guardar este código de vestimenta era visto como una grave falta de respeto al difunto. También se estilaba el uso de reliquias y camafeos y, entre las clases adineradas, los sirvientes portaban brazaletes realizados con telas negras en señal de duelo cuando uno de sus señores fallecía.

En algunas tribus indias de América del Norte, cuando fallecía el jefe de la familia, el luto incluía el acto extremo de mutilarse un dedo en las viudas.

En países como Irán, Siria o México el luto se expresa mediante ropajes de color azul, pues se asocia su significado a la espiritualidad e inmortalidad, además de ser el color del cielo.

En Egipto emplean ropas de color naranja. En Tailandia, las viudas se visten de violeta y, entre los practicantes del budismo, el luto se expresa mediante vestimentas de color amarillo.

Países como Japón, India o China emplean el color blanco durante el luto por la persona fallecida.

En algunos países africanos, como Sudáfrica,es normal que las personas se vistan en los funerales con atuendos de colores llamativos, normalmente combinando amarillo, verde y negro. Aunque, sin duda el color rojo, que representa la sangre del difunto, predomina en las ceremonias y funerales. 

En la actualidad, en los países occidentales es el color negro el predominante a la hora de expresión del duelo. Aunque, en ocasiones, se emplean también los tonos morados. A pesar de que se tiende a dar menos importancia a las vestimentas, la tendencia es a vestirse de forma sobria y semiformal, sobre todo entre los allegados. En algunos países como Irlanda, Alemania o Austria, en las comunidades católicas, se porta un brazalete oscuro como muestra de dolor. 

En todo caso, la expresión cultural del luto, con independencia de las características de cada lugar y sociedad, continúa siendo habitual cuando fallece un ser querido. Está claro que la muerte supone un tránsito trascendente a todos los niveles y, especialmente, en el ámbito social, se carga de profundas significaciones.

Cuando perdemos a una persona cercana, queremos honrar su vida y rendirle respeto, recordarla de alguna manera y, en ese sentido, el luto supone una forma de exteriorizar nuestro dolor frente a esa pérdida.

En Funerarias Noega, gracias a nuestra dilatada experiencia, ponemos a su disposición a los mejores expertos en la gestión y organización de servicios funerarios. Todos nuestros servicios se adaptan a los requerimientos, presupuesto y preferencias de cada famila, siempre con todas las garantías de calidad y la mejor de las atenciones.

Además, en nuestro Tanatorio Jardín El Lauredal, en Gijón, disponemos de cinco salas velatorio dotadas de personalidad propia, diferentes y únicas. Las salas tienen luz natural y una zona privada para el recogimiento y sosiego de la familia. Sin olvidar que nuestro personal se esfuerza por ofrecer a las familias un trato cercano, profesional y personalizado.

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